ALOCUCIÓN

CENTENARIO DE LA MUERTE DE DON PABLO SARASATE


Buenas noches. Gabon.

Mañana, 20 de septiembre, se cumplen cien años del fallecimiento en Biarritz del violinista y compositor Pablo Sarasate.

Hoy, un siglo después, en un año plagado de recuerdos y conmemoraciones que sirven para reconocer la figura humana y la obra musical de este genial artista, el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona hemos entendido que no podía faltar este gesto popular, reproducción fiel de ese detalle que don Pablo tenía hacia sus paisanos deleitándoles cuando llegaba a la ciudad con un pequeño concierto de violín desde el balcón de su habitación.

Es por ello que hoy, en la víspera de su centenario, los balcones de su habitación se abren, se abren a la ciudad, se abren a sus paisanos, igual que se abrían en su época, para dar paso, no a él, pero sí a su música.

Abajo, la misma plaza, el mismo auditorio, el mismo calor humano. Es homenaje a Sarasate, y es homenaje a la ciudad, a su tierra, a su gente.

Por ello hacemos hoy, ahora, este acto de reconocimiento. Lo hacemos al atardecer, como se hacía entonces. Y lo hacemos a nuestro estilo, de una manera sencilla; con una evocación de aquellos sanfermines de antaño, concretamente los comprendidos entre los años 1888 y 1908, en los que Sarasate, ¡nuestro famoso Sarasate!, deleitaba desde estos mismos balcones del segundo piso a toda la ciudad cuando a ella llegaba para pasar las fiestas.

Estamos a tan sólo unas horas de conmemorar el centenario de su muerte. Y nosotros lo hacemos ahora con música, con violín y piano, desde su habitación, desde su casa.

Va por él, y va por todos vosotros.

A continuación, Leticia Muñoz Moreno, ganadora del segundo premio del Concurso Internacional de Violín “Pablo Sarasate” del año 2001, y ganadora también de siete primeros premios internacionales de violín, acompañada en el piano por Pedro Rodríguez, nos van a interpretar la obra



Pablo Sarasate era un personaje querido; tuvo la capacidad de aunar los sentimientos de admiración de todos los pamploneses, de toda la sociedad Navarra, de monarcas, de zares, de nobles, y también del pueblo liso y llano allá por donde pasó. En este hotel recibió el título de Hijo Predilecto de Pamplona allá en el año 1902; en este hotel era entrado a hombros por sus admiradores; bajo su habitación correteaban los niños delante del zezenzusko, o toro de fuego, que en su honor había; aquí le rondaban los mozos con sus serenatas; desde esta plaza se le obsequiaba con fuegos artificiales; hasta aquí acudían miles de pamploneses y de navarros a escuchar su violín en aquél primer concierto –desde el balcón- con el que obsequiaba a la ciudad; y en su habitación del segundo piso, siempre la misma, descansaba y forjaba actuaciones gloriosas en el Teatro Principal, ese mismo teatro que hoy –desde 1903- llamamos Teatro Gayarre.

El Hotel La Perla, a modo de permanente homenaje, desde el fallecimiento de don Pablo se ha preocupado de que en su estancia se mantengan los mismos muebles, la misma foto que dedicó a la dueña del hotel, el mismo arco de madera con el que le obsequió el gremio local de carpinteros. Sigue hoy presente entre nosotros, mantenemos viva su memoria, y es en esta noche nuestro protagonista.

No podemos olvidar aquella cumbre de músicos navarros que estos mismos balcones conocieron en los sanfermines de 1886. No podemos olvidar la presencia de ese otro gran contemporáneo de Sarasate, el tenor Julián Gayarre, el de la voz de ángel.

Finalizamos este breve, pero sencillo y sentido concierto con la interpretación de una segunda pieza. Lo hacemos no sin antes agradecer a Leticia Muñoz el haberse prestado a hacer historia, a representar la música de Sarasate en el balcón de Sarasate, ante el público de Sarasate, y a tan sólo unas horas de que se cumpla un siglo exacto de su desaparición.

Sarasate tocaba su violín desde este balcón, y junto a la puerta del mismo le acompañaba siempre un pianista en sus actuaciones. Hacemos, por tanto, extensible nuestro agradecimiento a Pedro Rodríguez, que es quien esta tarde noche ha acompañado a Leticia, con el piano, desde el interior de la habitación. Muchas gracias a ambos.

Despedimos el concierto con esta segunda interpretación, con la obra…

(Siguiente actuación)


Muchas gracias por vuestra asistencia. Mila esker.